Más horas ¿de qué?

Por el título tal vez no te hubieses asomado a este post, pero no se me ocurría otro y he preferido no dejar que las ideas que revoloteaban en la cabeza se escapasen definitivamente.


En ocasiones parece que hemos delegado la transmisión de valores, contar cuentos, socializar y tantas cosas más en la escuela. 


Especialmente hoy se nos llena la boca del día de la madre, pero un hijo necesita de su familia a diario. Es necesario alcanzar esa conciliación que permita a los hijos disfrutar de sus padres haciendo algo en familia y no tan solo de vuelta de la academia. 


El modelo económico actual exigen en muchas ocasiones que todos los miembros en edad para ello deban trabajar hasta altas horas de la tarde y esta generación de niños-jóvenes de "la llave al cuello" entren y salgan sin una mirada, una sonrisa en su hogar.


Miles de personas se echan a la calle para celebrar que veintipocos hombres han ganado un trofeo (sólo hombres, ganando de paso una fortuna) pero no siento esa necesidad reivindicativa social cuando yo mismo me dirijo a mi puesto de trabajo y veo niños y niñas dos horas antes de su entrada a las aulas arrastrados por sus progenitores a la conserjería de su colegio para esperar a que suene la sirena acompañados por otras niñas y niños en igual situación.


Luego hablaremos gobiernos, padres y docentes del fracaso escolar, pero ¿no se estará gestando en ese mismo instante el germen del aburrimiento? Más tarde llevaran a los retoños a las academias de idiomas, de arte...  para que ocupen su tarde y se formen adecuadamente. "E quando arribo a casa... " hacer los deberes, justo la tarea que se les había ocurrido a las criaturas tras la intensa jornada


¿dónde ha quedado la merienda pausada aplastando la rebanada de pan contra los juguetes? en el camino a cualquier extraescolar.


Debíamos hacer un monumento a los abuelos y abuelas que se encargan de llevar y recoger a los niños al cole para que no deban estar esperando solos en una conserjería, "porque yo lo valgo", porque ellos lo merecen, porque ellos nos llevaban al cole, nos recogían, merendábamos cerca de ellos y nos ayudaban con los deberes, nos valoraban el trabajo hecho en la escuela mientras dábamos cuenta de la merienda escuchando la radio junto a ellos. Pero aunque loable, no es su tarea, es la nuestra, de los progenitores, quienes debemos reclamar tiempo de calidad y en cantidad para disfrutar de los pequeños, porque antes o después echaran a volar.


Es triste ver como alguna madre/padre acompaña, sigue, ¿persigue? a su hijo cuasi mayor de edad al instituto para ver si entra pero luego no acude a ninguna tutoría, y si les oyes, el mismo lamento, la crisis les ha dado tiempo, pero a destiempo; aquel niño dejo de serlo y quiere experimentar autonomía. Moraleja: se hizo tarde.


¿Cuando saldremos a jalear a veintitantas personas (hombres y mujeres) su acierto al hacer políticas que permitan esa conciliación? Si además permiten que en las aulas se estudie sin aumentos de ratio y con calidad, mejor.


¿y tú qué opinas? ¿seguimos recortando?

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