Adiós a los contadores de luz con la clásica rueda que gira y gira.
Los clásicos contadores analógicos, unos 22 millones, empezarán a desaparecer de las casas a partir del 1 de julio de 2007. Los nuevos que se instalen tendrán que ser electrónicos, para permitir su telegestión y la discriminación horaria de los consumos.


Todavía no está decidido quién pagará la operación, si los usuarios, las compañías eléctricas o, en parte, la propia Administración. Las grandes eléctricas intentarán que los consumidores se hagan cargo de una parte de la inversión. Mientras unas compañías, como Enel-Viesgo, que tienen 600.000 clientes, están dispuestas a correr con todos los gastos, otras, como Endesa, la más grande y con 10.800.000 clientes, aseguran que parte del coste de los cambios se repercutirán en los clientes. El coste total de la operación se estima en unos 4.000 M€. En Endesa, la eléctrica que abastece principalmente Cataluña, el 50% de los contadores son propiedad de los consumidores y el 50% están en alquiler.
El cambio afectará primero a los modelos que se tengan que instalar de nuevo, pero enseguida se empezarán a sustituir también los demás.
La medida está incluida en el Real Decreto que aprobó el Consejo de Ministros el pasado 30 de junio, en el que se estableció un incremento de las tarifas eléctricas y el anuncio de que desaparecerán algunas de ellas (las de alumbrado público y riego agrícola) el 1 de enero próximo.
En principio, la sustitución de los contadores por aparatos electrónicos capaces de contabilizar los consumos y las potencias máximas en diversos tramos horarios (tarificadores) se justifica en la conveniencia de incentivar el ahorro, favoreciendo que se oriente hacia los periodos en los que menos demanda existe (de noche, fines de semana y festivos).
La telegestión
La telegestión en los nuevos contadores electrónicos, que estarán conectados a un concentrador que transmite a la central de la compañía, permitirá ver el consumo por hora en cada hogar; controlar lo que consume en horas puntas y horas bajas; contratar en función de esas necesidades; y hacer los contratos con una llamada telefónica. Las grandes eléctricas, como Endesa o Unión-Fenosa, han mostrado su sorpresa ante la medida aprobada por el Ministerio de Industria. Juan Ignacio Cuesta, director de Acceso de Clientes y Medidas de Endesa, dirige un equipo de 25 personas que desarrollan y prueban, con diferentes fabricantes, prototipos de contadores electrónicos. Cuesta asegura que “en un año, el plazo que nos da Industria, es imposible aplicar la medida sin poner en riesgo la calidad del suministro”. Molins de Rei, en Cataluña, o Dos Hermanas, en Andalucía, son dos localidades donde han ensayado con modelos de diversos fabricantes.
Por su parte, Francisco Rojo, responsable de Metra dentro de Unión Fenosa, también denuncia lo que aparenta ser el riesgo más grave de la medida adoptada por el Gobierno. "La decisión de Industria se basa en que la demanda en España es elástica. Y nuestra experiencia --explica Rojo-- es que es inelástica. La prueba está en la tarifa nocturna, lo poco que se ha usado. Solo para acumuladores nocturnos".
Consumir cuando hace falta
Otros expertos del sector corroboran que el consumidor no suele estar pendiente de cuál es la hora de consumo más barata "para enchufar la plancha y ahorrarse ochenta céntimos". Subrayan también que “las pymes tienen implantado para su consumo el sistema de punta, valle y llano --la hora punta, la más cara; la valle, la hora de luz a precio normal y la llana, la franja más barata-- "y el 50% de las pymes se apuntan a la tarifa única".
Las compañías subrayan que Industria no ha especificado cuál será el prototipo de contador y sus características. Al instalar los contadores electrónicos, hay que modificar el tamaño de los armarios en los que se empotran y "es propiedad del cliente o de la comunidad de vecinos, que deberá pagar los costes", aclaran desde Endesa.

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